La Pereza Fuente Del Progreso
"La pereza es la madre del progreso humano."
— Yo, hoy a las 4:05 PM.
Sí, lo dije. Y no me arrepiento. De hecho, lo gritaría en una conferencia si me dejaran.
Estoy cansado del culto al trabajador modelo tipo hormiguita. Ese que se despierta a las 5 AM para hacer los mismos informes que ha hecho desde 2007. Ese que se siente orgulloso de "ponerse la camiseta" mientras repite tareas que una macro de Excel podría hacer en dos minutos.
No me malinterpreten: la disciplina tiene su lugar. Pero si lo único que te mueve es la obediencia ciega a procesos viejos, lo que estás haciendo no es trabajo: es una rutina vacía disfrazada de virtud.
Yo soy perezoso. Y gracias a eso me niego a repetir la misma tarea diez veces si puedo escribir una línea de código que lo haga por mí. Mientras tú produces 1 informe al día, yo produzco 1000 con un botón.
No me hables de flojera: esa es rendirse antes de empezar.
Yo hablo de la pereza buena, la que incomoda, la que dice: "Esto es un fastidio, ¿cómo hago para no tener que volver a hacerlo nunca más?"
Esa pereza, cuando se canaliza bien, es explosiva.
En un año, un perezoso creativo puede producir 1000 veces más que un trabajador aplicado que nunca cuestionó nada en 20 años. ¿Exageración? Puede ser. ¿Falta a la verdad? No del todo.
La verdadera pereza es no pensar
Te rompes el lomo repitiendo tareas que ya podrías haber eliminado hace meses. ¿Y por qué no las eliminas? Porque estás ocupado. Porque eres muy "disciplinado". Porque eres el sujeto que sigue cargando la carne al hombro, mientras el cavernícola creativo ya inventó la rueda y está echado tomando agua de coco.
Nos vendieron la idea de que la disciplina supera al talento (¡Hola japoneses!), pero ¿Sabes qué supera a la disciplina?
La creatividad con propósito. Y muchas veces, esta nace de la pereza bien enfocada.
"La creatividad fuerza el mundo a avanzar. La disciplina lo mantiene rodando."
El problema es cuando aprendes a rodar sin preguntarte ¿hacia dónde?
El mundo cambió. Las hormiguitas ya no hacen tanta falta
En un mundo donde la inteligencia artificial genera informes, resume documentos, traduce, programa, redacta, calcula, dibuja y hasta hace películas...¿de verdad vamos a seguir premiando al que hace lo mismo todos los días, con 'disciplina'?
Ya no se trata de volverse irreemplazable a fuerza de esfuerzo. Eso es lo que hacían las hormiguitas.
Hoy, lo único difícil de reemplazar es la creatividad para rediseñar el sistema,
para automatizarlo, para mejorarlo e incluso para hacerlo irrelevante.
Cada día, los sistemas hacen más y más de lo que antes requería diez manos y diez horas.
Y eso no es malo, es una oportunidad. La oportunidad de usar esa pereza productiva como palanca para crear, no como excusa para repetir.
Así que no, no quiero ser hormiguita, quiero ser una cigarra creativa:
- Soy perezoso.
- Y por eso, automatizo.
- Y por eso, creo.
- Y por eso, produzco más con menos.